“Arrimemos el hombro todos juntos y vivamos una Semana Santa inolvidable y llena”
La presidenta de la Asociación Virgen de Los Llanos, María del Carmen Paterna Zamora, ofreció un sentido pregón, en el que recordó una vida enlazada a la iglesia, resaltó la figura de Jesús de Nazaret y remarcó el sentimiento que conlleva la Semana Santa.
La presidenta de la Asociación Virgen de los Llanos comenzó expresando el cúmulo de “emociones, sentimientos, recuerdos, personas, imágenes…” que comenzaron a desfilar por su cabeza cuando le ofrecieron ser pregonera de la Semana Santa. “Todos son importantes, necesarios y queridos. Son un ‘trocito’ de quien soy yo”, expresó, recordando que cuando tenía 10 años de edad se escapaba de casa para ir a misa, “toda mi vida ha girado en torno a nuestra iglesia; no puedo separar mi vida de ella, pues en ella he crecido, reído, llorado, compartido, amado, me he casado y bautizado a mis hijas y nietos. Aquí entre lo que he aprendido y o que soy, y recuerdo a quien quiera oírlo que la puerta está abierta, que la mesa está puesta, que el Padre está esperando…”.
María del Carmen Paterna se refirió a Jesús de Nazaret como el “revolucionario del amor al prójimo, al amigo de la justicia, de la verdad, del que o tiene nada. Es ese hombre que caminaba por Galilea llamando a pescadores, defendiendo adúlteras, curando ciegos, paralíticos, enfrentándose a líderes religiosos y políticos (…) Ese hombre que compartió con sus amigos, que comió con pecadores y habló de amor. Ese hombre que no dejó títere con cabeza, que decepcionó a muchos y asustó a los poderosos. Ese hombre que tantos años después sigue despertando los mismos sentimientos… Ser hijo de Dios no le alivió ni uno sólo de sus dolores. Ese es nuestro nazareno, que cargado con su cruz, en la que están escritos todos nuestros nombres, caminó por las calles de Jerusalén y el Jueves Santo lo hará por las calles de nuestro pueblo para recordarnos que nos sigue mirando siempre”.
En su alocución se refirió a la Semana Santa, que para ella “es un tiempo de gracia en el que pararme, reflexionar, cuestionarme y buscar respuestas”, adentrándose a continuación en el Domingo de Ramos, en la mañana del Jueves Santo (con la preparación matinal de los tronos y el significado de la noche en procesión) y en el Viernes Santo, marcado por la Cruz. “Ante nuestro Cristo crucificado, precioso, imponente, de rojo pasión, no pudo evitar reflexionar sobre cómo nos relacionamos con lo espiritual, pero también cómo lo hacemos con los que nos necesitan”, indicó.
En el tramo final, mostró su gratitud al párroco, Antonio Guillén: “…con su alegría, naturalidad, respeto y predisposición hace que todo parezca fácil. Su forma de servir y estar pendiente de todos, sin hacer ruido, nos hace vivir como nuevas todas las cosas”.
María del Carmen Paterna concluyó lanzando un mensaje y, a la vez, un deseo: “Todo está por hacer, todo tiene sentido. Arrimemos el hombro, todos juntos, y vivamos una Semana Santa inolvidable y llena”.
