La patrona ‘camina’ por su pueblo con pasos masculinos y femeninos
Varios cientos de personas acompañaron a Nuestra Señora de los Llanos en su salida de procesión sobre un trono que fue llevado por primera vez por un grupo mixto de portapasos.
La patrona volvió a ‘pasear’ por su pueblo, una salida escasa en los últimos tiempos, pues no pudo salir en 2019 por la lluvia ni en los dos ejercicios siguientes por la pandemia. El pasado año fue cuando regresó a la calle, lo que atrajo a varias cientos de personas, cifra que se ha repetido este año.
Entonces, la principal novedad estuvo en la luz que iluminaba el rostro de la Virgen y en este ejercicio se ha dado un paso más en la paridad entre hombres y mujeres, pues por vez primera hubo hombros femeninos que portaron a la patrona. Son unas cincuenta personas las que están en torno al movimiento fuera del templo de la imagen, de las que 30 se ubican bajo las varas y de las que una docena fueron féminas, con lo que el 12 de septiembre de 2023 se adhiere con fuerza a la historia de El Algar y de su devoción.
La alcaldesa, Noelia Arroyo, y su primer ‘espada’ en el gobierno local, Diego Ortega, estuvieron en la salida de la imagen de su templo, para después ir acompañada, en el capítulo de autoridades, por el párroco, por el presidente de la asociación de vecinos (Pedro García), del presidente en funciones de la junta vecinal (Salvador García), el representante de la asociación procesionista y de la edil Paqui Martínez Sotomayor, natural de El Algar y que sigue fiel a esta procesión, pero ahora con un nuevo cargo en lugar de presidenta de la junta vecinal.
El cortejo era abierto por la banda de cornetas y tambores Nuestra señora de los Llanos, para después ir la corte de honor de las fiestas de este con un amplio grupo de 'manolas', abriendo paso al trono. Por detrás, la agrupación musical de Nuestra Señora de la Soledad de Molinos Marfagones y las docenas de promesas.
Jubilosa fue la salida de la patrona y aún más la recogida, donde el trono fue 'bailado' mientras la banda de cornetas interpretaba la popular '¡guapa, guapa... y guapa!', al que sucedió un pasodoble mientras se giraba delante de la entrada a la iglesia. A continuación, se cantó 'a capella', como es tradicional, la Salve, que culminó con la peana elevada 'al cielo' por el grupo de caballeros y damas portapasos entre vivas y ovaciones, aderezada la entrada a su casa por una lluvia de pétalos bajo un largo repique de campanas. Fueron cien minutos del entrañable y cariñoso 'paseo' de la Virgen de los Llanos por su pueblo y con los suyos.